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Somos una fuente de bendición para nuestro prójimo

Con tus descendientes formaré una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros. 3 Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; por medio de ti bendeciré a todas las familias del mundo.
Génesis 12:2-3.

El proyecto de bendecir a todas las familias del mundo sigue vivo en tí. Cada día, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, somos una fuente de bendición para nuestro prójimo. Dios eligió mostrar su amor por la humanidad a través de un pueblo (desde Jesús lo llamamos Iglesia) y nosotros estamos llamados a ser parte de ese pueblo. Nuestro amor refleja el amor divino. Nuestra vida, nuestras palabras, todo en nosotros, lo ha de reflejar. Somos su imagen viva, hacemos viva su Palabra y mostramos la figura de su Hijo el Salvador al resto de la humanidad. Estamos llenos de propósito y somos fuente de esperanza para otros. No nos cansemos de hacer el bien.

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